Cuando el sol se asoma con su luz recta y calorífica, aquí, allá… en cada esquina, en las avenidas principales. Vemos, con las pupilas cromadas, a la gente que no preocupa; rebotan las figuras humanoides. Ya nada nos asombra. Será acaso una nueva ceguera: parcial. Vemos al mundo desde afuera, ¿cuán seguido nos vemos adentro del mundo?. Uno va, a veces, a pie, otras en megalatas transportíferas, desdeñando la melancolía que nos da a todos por sentirnos uno sólo, como pieza aparte: única. ¿Cuántos habemos con la misma originalidad que señalan los cánones que juegan a lo distintivo?. A la larga, este mundo se volverá geométrico, por tanteo.